En lo alto de El Poblado, donde Medellín se viste de horizonte y luz, La Makha se consolida como mucho más que un rooftop: es un santuario gastronómico que celebra la biodiversidad de Colombia con una propuesta culinaria que combina arte, sabor y respeto por la naturaleza. Entre sus platos insignia, el pescado del día se ha convertido en un símbolo de conexión entre el mar y la ciudad, entre los pescadores del Pacífico colombiano y los comensales que, bajo el cielo de Medellín, disfrutan una experiencia sensorial única. Pero detrás de ese filete perfectamente cocinado hay una historia que comienza a cientos de kilómetros de distancia, en las aguas profundas y vivas del océano.

El viaje comienza en el Pacífico colombiano

Todo inicia con la brisa salada y el sonido de las olas golpeando suavemente las canoas de los pescadores en Bahía Solano, Nuquí o Tumaco. Allí, comunidades que han heredado el arte de la pesca artesanal durante generaciones mantienen una relación sagrada con el mar. Su labor no es solo un oficio, sino una forma de vida que respeta los ciclos naturales y la sostenibilidad. Cada madrugada, mientras el sol apenas ilumina el horizonte, salen a pescar especies como pargo, róbalo o sierra, seleccionando únicamente ejemplares maduros y respetando los periodos de reproducción.

La Makha ha tejido lazos con estas comunidades, promoviendo un modelo de comercio justo que garantiza que cada plato servido en su terraza panorámica contribuya al bienestar de quienes cuidan el mar. Así, el pescado del día no es un producto más del menú: es el resultado de una cadena humana y ecológica que honra la esencia del Pacífico colombiano.

Del mar a la cocina: una travesía de frescura y propósito

La llegada del pescado a La Makha es un ritual de precisión. Transportado en condiciones controladas y con trazabilidad certificada, cada pieza es inspeccionada con rigurosidad por el equipo de cocina. La frescura es la prioridad: el pescado que se sirve hoy fue capturado hace menos de 24 horas. Esta cercanía temporal entre el mar y la mesa permite mantener intactas las propiedades del producto —su textura firme, su aroma limpio, su sabor auténtico— y transmitir en cada bocado la pureza del océano.

La cocina de La Makha convierte este ingrediente en una obra de arte que exalta la identidad del territorio. Dependiendo de la temporada, el pescado del día puede servirse sellado al sartén con emulsiones cítricas y hierbas andinas, en costra de coco sobre puré de ñame morado o acompañado de encurtidos tropicales y espuma de maracuyá. Cada preparación se adapta al carácter del pescado, buscando siempre un equilibrio entre innovación y respeto por la tradición.

Chef con guantes negros preparando un sándwich en La Makha, fusionando la pesca local con la alta cocina

Creatividad con propósito: el arte detrás del plato

El pescado del día no solo representa frescura, sino también creatividad en su máxima expresión. El chef y su equipo reinterpretan recetas ancestrales con técnicas contemporáneas, logrando un resultado que honra el pasado y abraza el futuro. Inspirados en los colores del Pacífico —los azules intensos del mar, los verdes selváticos de la costa, los dorados del atardecer—, cada plato es una experiencia visual que dialoga con el entorno del rooftop.

Además, La Makha apuesta por una cocina sostenible que valora cada parte del pescado. Los recortes se transforman en fondos o salsas, las espinas se aprovechan para caldos aromáticos y las pieles se tuestan hasta lograr una textura crujiente. Nada se desperdicia, porque en La Makha cada elemento tiene un propósito, y cada sabor, una historia.

El ambiente perfecto para un encuentro con el mar

Disfrutar del pescado del día en La Makha es una experiencia que trasciende el gusto. Desde la terraza, la vista panorámica de Medellín se convierte en un telón de fondo que acompaña los matices del plato. A medida que cae la tarde, el cielo se tiñe de tonos dorados y rosados que parecen reflejarse en la vajilla. El sonido suave de la música y la brisa que recorre el espacio crean una atmósfera de conexión y serenidad.

No es casualidad: La Makha ha diseñado cada detalle para que el comensal sienta que el mar está presente, incluso a kilómetros de distancia. Cada bocado es un recordatorio de la belleza natural de Colombia y de la importancia de preservarla.

Compromiso con la biodiversidad y las comunidades

La Makha no solo busca deleitar a sus visitantes, sino también ser parte activa de un cambio positivo. Al elegir productos provenientes de pesca responsable, el restaurante apoya a comunidades que trabajan con prácticas sostenibles y contribuye a la conservación de los ecosistemas marinos. Este compromiso va más allá del discurso: se traduce en acciones concretas, alianzas con organizaciones ambientales y educación gastronómica orientada a la conciencia ecológica.

Así, el pescado del día se convierte en un símbolo de respeto —por la tierra, por el mar y por las personas—. En cada plato hay una declaración de principios que reafirma la visión de La Makha: ofrecer una experiencia gastronómica de excelencia mientras se protege el patrimonio natural y cultural de Colombia.

Una historia que continúa cada día

El ciclo se repite con cada amanecer. Nuevos pescadores salen al mar, nuevos sabores llegan a la cocina y nuevos comensales se sientan a disfrutar de esta conexión entre océano y ciudad. En ese flujo constante, La Makha encuentra su esencia: un espacio donde la gastronomía cuenta historias vivas y donde el sabor del Pacífico se convierte en poesía servida bajo el cielo de Medellín.

Ven a descubrir la historia detrás del pescado del día en La Makha. Vive una experiencia donde el mar, la creatividad y la sostenibilidad se encuentran en el rooftop más inspirador de El Poblado. 

¡Reserva tu mesa y déjate llevar por los sabores del Pacífico!

SHARE

Bienvenido al Hotel Binn

Descubre el arte de habitar el silencio. Historias, espacios y experiencias que elevan la pausa a un estilo de vida.