El arte de cenar en las alturas: la propuesta sensorial de La Makha
En el corazón del Poblado, Medellín, donde las luces de la ciudad parecen flotar entre las montañas, se alza La Makha, un rooftop que no solo ofrece una cena, sino una experiencia completa de arte, sabor y emoción.
Aquí, cada visita es un viaje sensorial que comienza mucho antes del primer bocado y se prolonga mucho después del último sorbo.
Más que un restaurante, La Makha es un universo en altura: una fusión perfecta entre gastronomía de autor, hospitalidad impecable y una vista panorámica incomparable que convierte cada noche en un recuerdo imborrable. Esta es la experiencia 360° que solo La Makha puede ofrecer: un recorrido desde la llegada hasta el postre, donde todos los sentidos participan en un mismo espectáculo.

La llegada: la antesala del asombro
La experiencia comienza desde el momento en que el visitante llega al edificio. El ascensor se convierte en un preludio: mientras sube, las luces se atenúan y una música suave anticipa lo que está por venir. Al abrirse las puertas, la magia comienza.
El aire fresco del Poblado envuelve al visitante y la ciudad se despliega bajo sus pies. Desde esa primera impresión, La Makha deja claro por qué es considerado el mejor rooftop de Medellín.
La vista es una promesa: el horizonte se extiende hasta donde alcanza la mirada, y las luces urbanas se confunden con las estrellas.
El equipo de recepción saluda con una cortesía natural, ofreciendo una bebida de bienvenida que marca el tono de la noche: frescura, estilo y atención al detalle. Desde ese instante, el comensal se siente protagonista de una experiencia diseñada con precisión.
El ambiente: elegancia que se respira
El diseño de La Makha no es casual. Cada rincón ha sido pensado para combinar lujo contemporáneo y calidez humana. La madera natural, la iluminación cálida y la vegetación cuidadosamente dispuesta crean una atmósfera que invita a relajarse.
Las mesas, dispuestas estratégicamente para aprovechar la vista panorámica, ofrecen privacidad sin aislar. La música ambiental —una mezcla de soul, jazz y sonidos latinos suaves— acompaña el ritmo de la noche.
Nada interrumpe, todo fluye.
La Makha no es solo un restaurante, es un escenario donde el arte y la gastronomía se encuentran. Las obras de artistas locales adornan las paredes, las velas titilan con discreción y el aroma de hierbas frescas y salsas reduce el tiempo a un instante eterno.
La carta: un viaje de sabores
El primer encuentro con la carta de La Makha es una invitación a explorar. Bajo la dirección del chef David Suárez Estrada, el menú combina fusión mediterránea y “Colombia elevada”, dos conceptos que conviven en equilibrio perfecto.
La propuesta no busca solo alimentar, sino narrar una historia. Cada plato representa un capítulo que conecta culturas, técnicas e ingredientes.
- Entradas como el carpaccio de res con emulsión de guayaba o el tiradito de trucha con espuma de ají dulce abren el apetito con frescura y color.
- Los platos fuertes, como el pulpo al grill con puré trufado o el lomo de res con salsa de panela y vino tinto, muestran la maestría técnica del chef.
- Y los postres, verdaderas obras de arte visual, cierran con dulzura una experiencia que roza lo poético.
Cada ingrediente ha sido seleccionado de productores locales sostenibles, reforzando el compromiso del restaurante con la gastronomía responsable. El resultado: platos honestos, vibrantes y llenos de vida.
El servicio: atención que anticipa los deseos
Si la cocina es el alma de La Makha, el servicio es su corazón. El equipo de meseros, sommelier y anfitriones actúa con una coordinación casi imperceptible.
Cada detalle está medido: la temperatura del vino, el ritmo entre cada plato, el lenguaje corporal que transmite cercanía sin invadir.
El servicio en La Makha es una coreografía sutil que busca hacer sentir al visitante atendido, comprendido y especial. No hay improvisación, pero tampoco rigidez. El objetivo es que cada persona sienta que la experiencia fue diseñada solo para ella.
El sommelier sugiere maridajes personalizados, mientras los meseros explican la inspiración detrás de cada plato con conocimiento y pasión.
Todo contribuye a reforzar la sensación de exclusividad que define a este rooftop.
Los sentidos: una experiencia multisensorial
En La Makha, la gastronomía trasciende el gusto. Cada plato, cada aroma y cada sonido forman parte de una experiencia sensorial cuidadosamente orquestada.
La iluminación tenue realza los colores del emplatado, la música acompaña el ritmo del servicio y los aromas de la cocina abierta despiertan la curiosidad.
Durante la cena, los comensales pueden observar cómo los chefs trabajan con precisión casi artística. Ver la preparación del plato crea una conexión íntima con el proceso culinario: se comprende el arte detrás de cada detalle.
El entorno se convierte en un escenario donde todos los elementos —la vista panorámica, la brisa del Poblado, el diseño interior, la sonrisa del equipo— participan en una misma sinfonía.
El postre: el cierre perfecto de una noche redonda
En la Experiencia 360° de La Makha, el postre no es un final: es el punto culminante.
Cada creación dulce combina técnica de vanguardia con ingredientes colombianos: cacao del Magdalena Medio, frutas del trópico, café de altura, flores comestibles.
Algunos de los favoritos del público son el soufflé de maracuyá con espuma de coco y crumble de cacao, o el postre de café del suroeste con helado artesanal de vainilla y notas de panela.
Pero lo que realmente distingue a La Makha es que cada postre se acompaña del paisaje. Mientras los comensales disfrutan su última cucharada, Medellín se ilumina bajo ellos como un océano de luces. Es un momento de contemplación, de pausa, de agradecimiento.
La sobremesa: el recuerdo que perdura
El viaje sensorial no termina cuando el plato se retira. La sobremesa en La Makha es una tradición: un espacio para conversar, brindar y prolongar la experiencia.
El bar ofrece cocteles de autor inspirados en los elementos de la naturaleza —tierra, fuego, agua y aire— elaborados con frutas locales y técnicas de mixología moderna.
Los visitantes pueden pasar al lounge del rooftop para disfrutar de una bebida mientras contemplan la vista nocturna de Medellín. El ambiente se torna más íntimo, las luces más suaves, y el sonido de la ciudad se convierte en un acompañante discreto.
Cada noche en La Makha deja una huella: no solo en el paladar, sino en la memoria. Es un lugar al que se vuelve, no por costumbre, sino por deseo.
Una experiencia 360° con alma local
La Makha no es solo un punto de encuentro gastronómico, sino una celebración de la cultura y el territorio colombiano desde una perspectiva moderna.
Su cocina de autor, su compromiso con los productores locales, su innovación constante y su atención impecable hacen que cada visita sea única.
El concepto “Experiencia 360°” resume su filosofía: ofrecer una vivencia completa, donde todos los sentidos se activen y donde cada detalle tenga un propósito.
Por eso, quienes buscan el mejor rooftop del Poblado, Medellín, no solo llegan a La Makha para comer: llegan para sentir, para vivir, para celebrar la vida desde las alturas.
En La Makha, la experiencia empieza en la mirada y termina en el alma.
Desde la llegada hasta el postre, cada momento ha sido diseñado para despertar emociones, conectar con los sentidos y dejar un recuerdo que trasciende el tiempo.
Elegancia, gastronomía, servicio y vista panorámica se combinan en perfecta armonía para ofrecer una experiencia verdaderamente 360°.
Reserva tu mesa hoy en La Makha y vive la experiencia completa del rooftop más exclusivo y sensorial del Poblado, Medellín.



