Alta cocina con vista infinita: la propuesta de David Suárez Estrada en La Makha

En lo alto del Poblado, Medellín, donde el horizonte se funde con el cielo y las luces de la ciudad dibujan una postal viva, La Makha no solo ofrece una vista panorámica inigualable: también redefine la experiencia gastronómica a través de la innovación culinaria.
Aquí, el arte de cocinar se convierte en un lenguaje, y cada plato es una historia contada con precisión, creatividad y emoción.

El chef David Suárez Estrada, mente maestra detrás de este rooftop icónico, ha construido una propuesta única basada en técnicas de autor, donde la ciencia, la tradición y la sensibilidad estética se entrelazan para crear algo más que comida: una experiencia multisensorial que marca tendencia en Medellín.

La cocina como laboratorio creativo

Desde la terraza de La Makha, la ciudad parece estar a los pies del chef. Y no es una metáfora. Su cocina abierta, visible desde algunas mesas del rooftop, permite a los comensales observar el proceso culinario como si presenciaran una obra en vivo.
Allí, cada movimiento tiene una intención. Cada ingrediente tiene una razón de ser.

Suárez Estrada define su cocina como “un laboratorio emocional”. El equipo de chefs, bartenders y reposteros trabaja en un entorno de experimentación constante, donde cada elemento —textura, temperatura, aroma y color— se analiza, se transforma y se eleva.

No se trata de sorprender por sorpresa, sino de generar conexiones sensoriales. En La Makha, la innovación no busca deslumbrar, sino enamorar: los platos se diseñan para estimular los sentidos y despertar emociones.

Técnicas de autor que definen el ADN de La Makha

Cocina de precisión y control de temperatura

Uno de los pilares técnicos del restaurante es la cocción a baja temperatura o sous vide, una técnica de precisión que permite conservar la textura, el sabor y los nutrientes de cada ingrediente.
Carnes jugosas, pescados suaves y vegetales que mantienen su estructura perfecta son resultado de este proceso controlado.

El chef comenta:

“El fuego ya no se mide por intensidad, sino por paciencia. Cocinar a baja temperatura nos permite respetar el producto y revelar su esencia sin forzarlo.”

Esta técnica, combinada con sellados rápidos en planchas de alta temperatura, da lugar a platos equilibrados, con una fusión exacta entre ciencia y arte.

Espumas, emulsiones y texturas aéreas

En el universo de La Makha, el aire también tiene sabor. Las espumas y emulsiones son protagonistas en varios de los platos insignia del restaurante.
Una espuma de ají dulce acompaña el pulpo a la parrilla; una emulsión de guayaba realza un ceviche tropical; y un aire de menta corona un postre inspirado en la brisa del rooftop.

Estas técnicas, que exigen precisión y creatividad, aportan ligereza y sofisticación. Transforman ingredientes tradicionales en experiencias nuevas, haciendo que cada bocado tenga un elemento de sorpresa y elegancia.

Fermentaciones controladas: sabor con memoria

El chef Suárez ha incorporado técnicas de fermentación natural, inspiradas en la cocina nórdica y asiática, pero adaptadas a los ingredientes colombianos.
El resultado: sabores complejos, profundos y llenos de matices.

El miso de cacao, el kimchi de guayaba o el encurtido de mango verde son ejemplos de cómo los procesos vivos pueden transformar lo cotidiano en extraordinario. Estas fermentaciones se integran en salsas, aderezos y marinados, otorgando personalidad a los platos.

La filosofía detrás de esta técnica es simple pero poderosa: la paciencia es el mejor ingrediente.

Smoke & Chill: el poder del contraste

Una de las experiencias más recordadas por los visitantes del rooftop es la técnica de ahumado en frío.
Usando maderas aromáticas del bosque andino, el chef logra que los aromas envuelvan la comida sin sobrecargarla. Al abrir la tapa de cristal que cubre el plato, una nube perfumada se eleva y libera la historia del ingrediente: el bosque, el fuego, la tierra.

Este recurso sensorial no solo impacta visualmente, sino que evoca emociones. El ahumado se utiliza en platos salados y dulces, y también en la coctelería de autor, donde el bartender aplica el mismo principio para crear bebidas con cuerpo y profundidad.

Mixología gastronómica: cócteles que se cocinan

La innovación de La Makha no se limita al plato: llega también a la copa.
Su barra de autor trabaja en sincronía con la cocina, creando cocteles gastronómicos diseñados para acompañar los menús degustación.
Ingredientes locales como el corozo, el lulo o el cacao se fusionan con técnicas culinarias como el infusionado, la maceración en frío y la carbonatación natural.

Un ejemplo icónico es el “Makha Sunset”, un coctel que mezcla ron colombiano, licor de mandarina, miel artesanal y una espuma de flor de Jamaica. Su color, textura y aroma evocan los atardeceres que se viven desde el rooftop.

De esta forma, cada trago complementa el relato culinario del restaurante, convirtiéndose en parte esencial de la experiencia.

Innovar respetando el origen

Aunque La Makha se caracteriza por su técnica y creatividad, su filosofía está anclada en una premisa fundamental: innovar sin olvidar de dónde viene el sabor.
El chef lo resume así:

“La técnica es solo un medio. Lo importante es el alma del plato, y esa siempre viene del territorio.”

Por eso, las técnicas de autor se aplican sobre ingredientes locales: frutas del trópico, hierbas del Oriente antioqueño, pescados del Pacífico y cacaos del Magdalena Medio.
Cada innovación está al servicio del producto, no al revés.

Este enfoque ha permitido que La Makha mantenga un equilibrio entre modernidad y autenticidad, convirtiéndose en un referente de gastronomía contemporánea con raíces colombianas.

El arte de la presentación: estética comestible

En La Makha, la vista no solo se disfruta desde el rooftop, sino también en el plato.
Cada creación se diseña como una obra de arte: colores armónicos, volúmenes precisos, trazos delicados y contrastes visuales que estimulan tanto como el sabor.

El equipo de cocina trabaja con un principio estético: “comer también es mirar”.
Así, la presentación se convierte en una extensión de la experiencia del lugar. Las vajillas artesanales, las luces suaves y el entorno elegante amplifican la belleza natural de cada plato.

Innovación y sostenibilidad: dos caminos que se cruzan

La innovación en La Makha no sería completa sin conciencia ambiental.
Las técnicas modernas permiten optimizar recursos y reducir desperdicios, mediante cocciones exactas, reutilización creativa de ingredientes y control de porciones.

Además, el restaurante utiliza productos de productores locales sostenibles, lo que refuerza su compromiso con la comunidad y con un futuro gastronómico más responsable.
Así, la tecnología y la ética se fusionan en una misma dirección: crear experiencias únicas que respeten el entorno.

Una experiencia gastronómica que eleva los sentidos

Disfrutar de una cena en La Makha es presenciar cómo la innovación culinaria se convierte en emoción.
Cada plato es una declaración de principios: respeto por el origen, dominio técnico y búsqueda constante de la belleza.

El visitante no solo cena: vive un espectáculo sensorial donde la vista panorámica del Poblado, la música ambiental, la calidez del servicio y la creatividad del chef convergen en perfecta armonía.

Por eso, La Makha no es solo un restaurante; es un destino gastronómico que eleva la experiencia de comer a un nivel artístico y emocional.

En cada técnica, en cada plato y en cada aroma, La Makha demuestra que la innovación no es un fin, sino una forma de honrar el sabor.
La combinación de cocina de autor, ingredientes locales y tecnología culinaria hacen de este lugar una joya única en Medellín.

Si buscas vivir una experiencia donde la creatividad y la excelencia se encuentran con la mejor vista de la ciudad, La Makha te espera para redescubrir el arte de la gastronomía.

Reserva tu mesa hoy y descubre por qué La Makha es el rooftop más innovador y exclusivo del Poblado, Medellín.

SHARE

Bienvenido al Hotel Binn

Descubre el arte de habitar el silencio. Historias, espacios y experiencias que elevan la pausa a un estilo de vida.